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Entrevista a Sol – Una ciudadana del mundo y Coach Espiritual de Vida

Actualizado: 6 oct


En esta edición de Crece Mujer tenemos el honor de conversar con Sol, una mujer chilena que, después de más de 15 años trabajando como Ingeniera Civil Industrial en distintas industrias y países, decidió escuchar la voz de su corazón y transformar su vida por completo. Hoy vive en Alemania, es madre, esposa, amiga y sobre todo, Coach Espiritual de Vida, acompañando a mujeres a reconectar con su esencia, con su fuego, con su poder interior. Despertando desde ese lugar de conexión con el ser, con su energía femenina, sanando sus heridas emocionales y creando la vida de sus sueños desde la alineación con su alma y corazón.


Con una historia marcada por valentía, sensibilidad e intuición, Sol nos comparte su camino de evolución personal y profesional, y cómo logró convertir lo que alguna vez escondió como “dones extraños”, en el propósito que hoy guía su vida.


Sol, si alguien te preguntara hoy “¿quién eres?”, cómo te describirías en pocas palabras?


Soy una mujer alegre, positiva y optimista, enamorada de la vida. Me gusta decir que veo el mundo con “lentes color rosa”, porque creo en la magia, en la humanidad y en la belleza de la existencia. Soy sensible, muy conectada a las emociones de las personas, a la naturaleza y al universo. Soy chilena, esposa, madre, hija, hermana y amiga, pero también me considero perfectamente imperfecta: espiritual y terrenal a la vez.


Fuiste Ingeniera Civil Industrial por más de 15 años. ¿Qué fue lo que te impulsó a dejar ese camino “seguro” para convertirte en coach espiritual de vida?

De niña siempre supe que quería ayudar a las personas a ser felices, pero durante años seguí el camino del “deber ser”. Tenía un gran trabajo en minería en Chile, ganaba mucho dinero, estaba comprometida, había comprado propiedades… pero me sentía vacía. Mi corazón me susurraba que esa no era mi vida. Escucharlo fue un proceso desafiante, pero también liberador y expansivo. Poco a poco fui reconociendo mis dones, estudiando y formándome en coaching, psicología positiva, PNL, espiritualidad y terapias holísticas, hasta que finalmente me permití ser quien siempre fui.


¿Qué papel jugó tu infancia en esa capacidad de soñar en grande y seguir tu propio camino?

Crecí en una familia humilde, en el campo de la sexta región de Chile. Mis padres, a pesar de no tener muchos recursos, siempre me motivaron a soñar sin límites. Me enseñaron que todo es posible si lo sueñas con el corazón, trabajas con disciplina y confías en ti. Esa base me dio la fuerza para atreverme a romper esquemas, viajar, estudiar y más tarde construir una vida alineada con mi verdad.


Has vivido en Chile, México, Australia y Alemania. ¿Qué aprendizajes te ha dejado ser “ciudadana del mundo”?

Viajar y vivir en distintos países me abrió el corazón y la mente. He aprendido a valorar la diversidad cultural, a ver distintas formas de vivir, y sobre todo, a reconocer que el hogar no siempre es un lugar físico, sino un estado interno de paz y conexión. Alemania fue un sueño que tardó 11 años en cumplirse, y cada experiencia en otros países me preparó para el momento en que pude finalmente establecerme aquí.


De niña mencionas que eras muy intuitiva y sensible, pero que en algún momento apagaste esos dones. ¿Cómo fue ese proceso de reconciliación contigo misma?

Desde pequeña sentía energías, escuchaba y veía cosas que otros no. Eso me hizo sentir rara, diferente, incluso rechazada. Por muchos años negué esa parte de mí para encajar, me adapté a lo que se esperaba. Pero en ese silencio me fui desconectando de mi esencia. El proceso de reconciliación fue volver a abrazar mi “bruji y maga interna”, aceptar mis dones como un regalo y ponerlos al servicio. Hoy con orgullo digo que soy una mujer espiritual y terrenal, y que esa sensibilidad es una fortaleza.


Volver a Alemania fue un sueño que tardó más de una década en cumplirse. ¿Cómo fue ese proceso y qué papel jugó la espiritualidad?

La primera vez que vine, en 2007, sentí en el corazón que aquí echaría raíces. Pero no estaba lista. Me faltaba seguridad, confianza en mí misma y madurez. Fueron 11 años de aprendizajes, de soltar miedos y sanar. Cuando finalmente en 2019 decidí dar el salto, me entregué a confiar. Perdí mi maleta en el viaje y lo tomé como una señal del Universo para empezar de cero. Y todo fluyó: conseguí trabajo, formé familia y confirmé que los sueños del corazón siempre encuentran su momento perfecto.


Hoy eres Coach Espiritual de Vida. ¿Qué significa para ti este rol?

Para mí es un honor y una misión de alma. Ser coach espiritual es acompañar a otros a recordar quiénes son, a reconectar con su luz, a confiar en que los sueños de su corazón son posibles y que es posible manifestar una vida feliz, plena y en armonía porqué lo merecemos. Mi propósito es inspirar a las personas a volver creer en ellas, en la vida, en la magia que nos rodea y en el amor que somos.


¿Qué mensaje te gustaría dejarle a las mujeres hispanas que leen esta entrevista en Crece Mujer?

Que nunca se olviden de escuchar a su corazón. Que confíen en sí mismas, que no vivan para cumplir con lo que otros esperan, sino para ser auténticas y felices. Que los sueños que nacen del alma sí se cumplen, siempre que se acompañen de constancia, disciplina y amor propio. Vinimos a este mundo a ser felices, y esa es la mayor revolución que podemos hacer.

Una mujer valiente, sensible y perseverante. La historia de Sol nos recuerda que siempre es posible reinventarse, incluso después de haberlo tenido “todo”. Su vida es un testimonio de que la verdadera plenitud está en ser fieles a nuestro corazón.



ree

 
 
 

1 comentario


Excelente columna ☺️

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